martes, 3 de julio de 2012

Gorrión

La noche se los lleva a todos.

Cuánto asco da la muerte. Repugnancia. No sé cómo a algunos les puede producir fascinación. Es el declive de todo lo que alguna vez fue bonito y tuvo esperanza. Una criatura que horas antes producía ternura, una vez muerta sólo produce en mí la necesidad de alejarla todo lo posible.

Se apaga la luz, y eso es lo que convierte un cuerpo en asqueroso. Deja de ser una criatura y se convierte en un traje vacío. Un disfraz. Los ojitos cerrados, apretados con fuerza. Las extremidades agarrotadas. Terrorífico.

Ahora siento que me pica todo el cuerpo. Pensar en la muerte me da miedo. Pero verla... Verla me da mucho, muchísimo asco.

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