miércoles, 15 de junio de 2011

Estrechando el círculo

Interrumpo mi período de reclusión estudiantil voluntaria con motivo de una serie de acontecimientos que han tenido lugar en los últimos días, y que tenía que comentar.

Lo que vi en la concentración de Sol, hace ya casi un mes, me produjo la sensación, en general, de que asistía a los inicios de una revolución democrática, pacífica y legal. En conjunto, me gustó. La gente llevaba pancartas con frases ingeniosas y el ambiente era de triunfo. La gente parecía estar en armonía, sin malos rollos ni mierdas de esas que suelen surgir cuando hay una aglomeración de españoles. El buen rollo es la base para que este país deje de estar en manos de los mismos sinvergüenzas de siempre, esos que viven de intentar separarnos, y empiece a funcionar, al menos eso creo. No me gustaron, como contrapartida, las reivindicaciones a la "revolución feminista", que me parecieron totalmente fuera de lugar en un país en el que los derechos de hombres y mujeres están total y absolutamente equiparados y garantizados, ni tampoco la zona dedicada a tíos sin camiseta tirados en el suelo, medio dormidos y con una nube de humo de procedencia incierta flotando sobre sus cabezas. Pero eso, como ya he dicho, no manchó la imagen que en conjunto me provocó la concentración.

Salí de allí con la certeza de que Esperanza Aguirre ganaría de todas formas las elecciones autonómicas, por la inercia que tiene la gente cuando se trata de ir a votar, pero también con la ilusión de que, al igual que yo había percibido el triunfo, la sensación de haber ganado un poco, otros muchos también lo sentirían, dejarían de apostar por el caballo ganador e iniciarían la lucha por el cambio.

El cambio, que no supone la destrucción de los partidos políticos actuales, por mucho asco que nos den o muy podridos que estén, sino su evolución, la evolución del panorama político al completo, que ni mucho menos debe hacerse con un golpe de Estado, pero sí progresivamente, sin prisa pero sin pausa. En cuanto a la corrupción, nada de progresión. Hay que borrarla de golpe, o los españoles empezarán a matarse unos a otros (otra vez).

Me sentí bien al pensar que no estaba sola cuando pensaba que este país se va a pique con esta mierda de clase política que lo único que hace es criticar al contrario y no aportar soluciones. Otros pensaban como yo y poco a poco, de forma legal y democrática, íbamos a lograr el cambio.

Pero entonces la cosa se ha empezado a torcer. Aquellos que en teoría (todavía no sé si creérmelo) convocaron manifestaciones en toda España para criticar nuestra situación, ahora se dedican a perseguir políticos en Cataluña y concentrarse delante de la vivienda familiar del señor Gallardón en plena noche a increparle. A mí los escupitajos, empujones, insultos y provocaciones a estos señores, por muy corruptos que sean o por muy mal que nos caigan, no me parece ni por asomo la forma adecuada de proceder para iniciar una revolución política PACÍFICA Y LEGAL. Me parece la reacción infantil de un grupo minoritario de aspirantes a delincuentes, sí, de esos que okupan casas y viven del dinero que les pasan sus padres y se dedican a prender fuego a los contenedores en sus ratos libres, que lo único que persiguen con estos comportamientos es desprestigiar el movimiento revolucionario que tanto bien ha hecho en el pensamiento crítico de muchos ciudadanos que ahora se desvinculan totalmente de la idea del cambio sólo porque a estos perroflautas se les ha ido de las manos.

El cambio, en un Estado democrático, se consigue a través de la ley, no de la violencia.

No sé de quién habrá sido la culpa. Pero a mí esas pataletas no me representan. No me quiero ni imaginar un Gobierno gestionado por gente que soluciona sus problemas insultando y escupiendo a los demás.

Así NO se hacen las cosas.

viernes, 3 de junio de 2011

Promesa electoral

Estoy de exámenes y estoy histérica. Cuando estoy nerviosa por los exámenes y la inseguridad me puede, me gusta hacerme promesas estúpidas del tipo: "si apruebo veré Pesadilla antes de Navidad ENTERA", en una especie de ofrenda de sufrimiento a cambio de librarme de estudiar lo mismo una y otra vez. La cosa más supersticiosa del mundo, pero oye, que cuando te ha funcionado alguna que otra vez dices: "¿y por qué no va a ser verdad? ¿Acaso Dios- o Tim Burton- tienen cosas mejores que hacer que verme sufrir?".

El caso es que me encomiendo a la peli que más odio o las actitudes que más rechazo.

Y ahora, sin más dilación, he aquí mi ofrenda para los exámenes de junio: si apruebo TODAS y cada una de las asignaturas a las que me he matriculado, no unas cuantas, ni tampoco la gran mayoría, sino TODAS, prometo leer LA SAGA COMPLETA de Crepúsculo, y para demostrarlo haré un breve comentario al finalizar cada libro.

Este año, Stephenie Meyer tiene mi futuro en sus manos.

Y sí, es del todo lícito que os preguntéis qué hago que no estoy estudiando en vez de estar perdiendo el tiempo con la chorrada de la ofrenda. La chorrada de la ofrenda, amigos, es importante. Es como poner una tostada con mermelada en la espalda de un gato y dejarlo caer por la ventana.

Nos veremos el mes que viene.