lunes, 17 de diciembre de 2012

Muertes prematuras

"Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza; todas fueron mensajes de amor". 


Love Actually

Hay una lápida vacía dos calles más allá de la mía. Siempre tiene flores blancas, y siempre que paso por su lado con el coche freno suavemente y la miro. Atropellaron a un crío y se dieron a la fuga. Fin de la historia. 

No me gustan los niños; son ruidosos y molestos. Pero me muero de pena cuando imagino todo lo que podría haber sido y nunca será ese niño, como otros tantos que salpican el camino como un reguero de sangre y futuro frustrado. Proyectos de personas que no llegaron a tener la oportunidad de demostrarle al mundo su valía, que tuvieron que irse porque el destino es cruel y muy injusto.

Pienso en todas las catástrofes que podrían haberse evitado. Pienso en lo mucho que me gustaría poder viajar en el tiempo y cambiar las cosas. Poder protegerles con un escudo invisible. Abrazar a la niña que se suicida porque está harta de ser perseguida por sus compañeros de instituto. Advertir al conductor de la gran carga que tendrá que soportar sobre su conciencia si prosigue con su comportamiento temerario. Enseñar al adolescente acorralado una solución que no pase por asesinar a veintisiete personas. Y así. 

Ojalá tuviera el poder de salvarlos a todos. 

martes, 11 de diciembre de 2012

Cumpleaños y preguntas

Otro año más. Otro sobre. Otra dedicatoria vacía. Y lo demás.

Y la sensación de pesar. ¿Por qué a mí? No soy la única. No soy nadie.

¿Qué debo hacer? Quizá debería mostrar gratitud. No sé cómo. No es como si pudiera presentarme allí y decir: "¡Eh! ¡Que muchas gracias por todos estos años! No te conozco, no me conoces, y sin embargo estamos unidos por algo... ¿Qué es? ¿Que me cogiste cariño una vez, cuando estaba en el limbo? Yo no hice nada para que te acuerdes de mí cada año... Todos los años. Pero gracias. Muchas gracias".

O quizá sí. Quizás es exactamente lo que debo hacer.

No sabe que da igual lo que haya en el sobre. A mí no me importa. Bien podría estar vacío, o sólo contener la dedicatoria. Es el saber que hay alguien en alguna parte que no ha necesitado conocerme para, de alguna forma, quererme.