viernes, 15 de febrero de 2013

De finales, meteoritos y conspiraciones

Hoy, un meteorito va a pasar muy cerca de la Tierra. Otra vez. La noticia ha dado pie a que todo tipo de teorías apocalípticas se destapen de nuevo. Otra vez. El final de los dinosaurios, el Evento de Tunguska, el fin del mundo vaticinado por los mayas. Las mentes vulnerables a estos sucesos, como la mía, no dan abasto últimamente con tanta extinción.

Me aterran estas cosas. Quiero creer que soy una persona racional, pero en el fondo sigo siendo la niña asustada que se encerraba en su cuarto a buscar en la enciclopedia para no temer lo que hay en el espacio.

Me aterra y me obsesiona. Pero aunque fuera a caer, y aunque fuera a matarnos a todos, ¿qué otra cosa podría hacer, aparte de aterrarme y obsesionarme? No hay una plaza en un búnker del Estado para mí. No puedo esconderme en un armario y esperar a que todo pase. Ante este tipo de acontecimientos, no hay lugar al que huir. ¿Qué hacer, pues? Seguir normal.

De todas formas siempre he sido de las que piensa que, si un cataclismo de tal magnitud se produjera, nadie nos lo diría. ¿Para qué? Un fin del mundo sin caos es un poco menos fin del mundo. Pienso que un día, cuando menos lo esperemos, y sin que nos dé tiempo siquiera a darnos cuenta, una ráfaga de luz muy fuerte nos alcanzará y todo habrá acabado.

Siempre lo he dicho. Yo voy a vivir el fin del mundo. De una forma o de otra.

Porque yo soy el mundo.

1 comentario:

  1. Yo siempre he querido que mi fin coincida con el de la humanidad. Si hay que morir, que sea a lo grande. :D

    ResponderEliminar