domingo, 12 de agosto de 2012

Pruebas

La sensación es la misma que aquella vez en que me subí a la montaña rusa. Quiero bajarme, necesito soltarme de este arnés que me aprieta y me asfixia, de esta atracción de feria que más bien parece un instrumento de tortura. Quiero bajarme y pisar tierra firme, y dejar lo inhóspito para los que sepan afrontarlo. Y el vacío para los que tengan la fe suficiente como para llenarlo.

No tengo fe, no tengo fuerza, y el abismo de la muerte me hace sentir una angustia atroz, tal y como sentí aquel día en la montaña rusa, cuando la sujeción bajó y el tren empezó a moverse. Sólo puedes relajarte y dejarte llevar, o gritar como una histérica hasta desmayarte y volverte loca.

Me gusta pensar que soy creyente, de una forma no católica, pero creyente al fin y al cabo. Me gusta pensar que creo en un Más Allá, sea de la forma que sea. Me gustan las historias de fantasmas y cuando algo me sale muy bien o muy mal pienso en Dios. Me aferro desesperadamente a la idea de su existencia. Pero mi cerebro es analítico hasta rozar el pesimismo. Es tan lógico que muchas veces ni siquiera necesito pensar las cosas para saber LA VERDAD. Porque lo es, sin rodeos ni medias tintas. La gran mayoría de las veces TENGO RAZÓN.

Necesito creer. Necesito una prueba de que hay algo más. Porque en el fondo sé que no lo hay.

Ojalá mi lógica se equivoque. Ojalá todo lo bonito que tengo no se pierda nunca.

2 comentarios:

  1. Nunca encontrarás una prueba. Cree o no, es decisión tuya, aunque además de querer tienes que poder, y para poder tienes que tener fe. Si "en el fondo sabes que no hay algo más" es a la razón a la que estás escuchando (aunque, dicho sea de paso, la razón tampoco puede probar que no lo hay). En fin, es un dilema antiquísimo y jamás se solucionará. Creerás a ratos, como hace mucha gente. Buena suerte con ello porque te hará falta.

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  2. Yo también soy creyente, pero al igual que tú, no soy católica. Pero creo en la Biblia, creo en Dios. Lo que no creo es que Dios actúe ni para nuestro bien ni para nuestro mal ahora mismo. Él ahora, solo nos observa.
    Te mando fuerza!

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