miércoles, 16 de marzo de 2011

De canales y presas

Yo tengo una familia muy numerosa. Me refiero a que tengo tantos primos que no sé los nombres de algunos. Claro que esto quizá se deba al hecho de que la familia ha sufrido alguna que otra escisión. Es como España, conflictiva e inestable. Qué le vamos a hacer.

Yo no sé qué es lo que pasó. Puedo hacerme una ligera idea. Sé cómo soy yo, y sé que mis tíos tienen algo más grande de lo que tengo yo por dentro. Pero lo tienen, y a veces, cuando una energía no se libera, algo mucho más fuerte de lo que en principio era se viene abajo. Como una presa que retiene más agua de la necesaria y al final la presión ejerce su fuerza. Ellos estallaron. Y desaparecieron. Y ahora yo tengo primos que no reconocería aunque estuvieran en el asiento de enfrente en el metro.

Y entonces hay un canal. Una prima a la que sí conozco ha establecido contacto con una de las desaparecidas. Yo no la veo desde hace catorce años, y tengo veintiuno, así que os podéis imaginar que no retengo gran cosa de la chica. Era una niña rubia y de pelo rizado, ojos azules y cuatro años. Ahora puede votar.

No sé qué les pasó, repito. Pero no les culpo absolutamente de nada. Cuando todo se vuelve blanco, o negro, o rojo, sale la verdadera naturaleza de esta familia. El ser primigenio. Y entonces dejamos de atender a razones.

Y luego está el orgullo, del que también hacemos gala, que impide el arrepentimiento.

1 comentario:

  1. Creo que tu historia es la historia de muchas familias. Por lo menos de la mía.

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