lunes, 17 de diciembre de 2012

Muertes prematuras

"Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza; todas fueron mensajes de amor". 


Love Actually

Hay una lápida vacía dos calles más allá de la mía. Siempre tiene flores blancas, y siempre que paso por su lado con el coche freno suavemente y la miro. Atropellaron a un crío y se dieron a la fuga. Fin de la historia. 

No me gustan los niños; son ruidosos y molestos. Pero me muero de pena cuando imagino todo lo que podría haber sido y nunca será ese niño, como otros tantos que salpican el camino como un reguero de sangre y futuro frustrado. Proyectos de personas que no llegaron a tener la oportunidad de demostrarle al mundo su valía, que tuvieron que irse porque el destino es cruel y muy injusto.

Pienso en todas las catástrofes que podrían haberse evitado. Pienso en lo mucho que me gustaría poder viajar en el tiempo y cambiar las cosas. Poder protegerles con un escudo invisible. Abrazar a la niña que se suicida porque está harta de ser perseguida por sus compañeros de instituto. Advertir al conductor de la gran carga que tendrá que soportar sobre su conciencia si prosigue con su comportamiento temerario. Enseñar al adolescente acorralado una solución que no pase por asesinar a veintisiete personas. Y así. 

Ojalá tuviera el poder de salvarlos a todos. 

2 comentarios:

  1. Eso quería Anakin Skywalker y mira cómo acabó. No podemos detener la muerte.

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  2. Precioso texto... muy sentido. Lo que es importante es que no te amargues pensando en cosas que se escapan de nuestra mano...

    Besos!!

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