viernes, 24 de diciembre de 2010

Lisboa

Hay que estar feliz porque sí, porque la fecha obliga, porque la gente se pone histérica comprando chorradas y obligándote a que tú también las compres. No necesito que nadie me regale nada, ni necesito comer como una mala bestia para celebrar... ¿qué exactamente? ¿El hipotético nacimiento de un niño que hipotéticamente era una especie de enviado de Dios? ¿Qué se celebra? ¿Que nos dan vacaciones? Prefiero gastar mis vacaciones en cosas que me guste hacer, en cosas que de verdad me apetezcan. Igual que prefiero gastar mi dinero en cosas útiles. O mi tiempo, o mi mente.

Yo no quiero celebrar nada, pero lo haré igualmente. Porque me obligan, me obligo, lo que sea. Tengo un exceso de responsabilidad que algún día habré de extirpar. Ya se sabe que los excesos no son buenos, y algunos pueden incluso derivar en tumores malignos.

Me iría lejos, y me perdería, y no volvería nunca. Lisboa era lo suficientemente decadente para mí. Podría perderme allí. Podría.

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