lunes, 4 de noviembre de 2013

Zombie

Estoy segura de que podría invocar al Mal más terrorífico si lo deseara con intensidad. Pero no pasa lo mismo con el Bien. Con las cosas que deseo que dejen de oprimirme el corazón. Podría hacer aparecer ante mí al mismísimo Satanás, pero jamás podré deshacerme del agujero que tengo en la garganta.

Que ando lobotomizada, con un hilillo de saliva colgando de mis labios, perdida por la vida. La ilusión se ha muerto. Está muerta dentro de mí, como los fetos que se mueren dentro de su madre.

Ojalá fuera tan fácil como en mis sueños. Sé que no es un sueño porque me he mirado al espejo y no he despertado, aunque la percepción es la misma: como si manejara mi cuerpo a través de una pantalla.

Ojalá fuera un pájaro para poder volar hasta el fin del mundo.

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