Interrumpo mi período de reclusión estudiantil voluntaria con motivo de una serie de acontecimientos que han tenido lugar en los últimos días, y que tenía que comentar.
Lo que vi en la concentración de Sol, hace ya casi un mes, me produjo la sensación, en general, de que asistía a los inicios de una revolución democrática, pacífica y legal. En conjunto, me gustó. La gente llevaba pancartas con frases ingeniosas y el ambiente era de triunfo. La gente parecía estar en armonía, sin malos rollos ni mierdas de esas que suelen surgir cuando hay una aglomeración de españoles. El buen rollo es la base para que este país deje de estar en manos de los mismos sinvergüenzas de siempre, esos que viven de intentar separarnos, y empiece a funcionar, al menos eso creo. No me gustaron, como contrapartida, las reivindicaciones a la "revolución feminista", que me parecieron totalmente fuera de lugar en un país en el que los derechos de hombres y mujeres están total y absolutamente equiparados y garantizados, ni tampoco la zona dedicada a tíos sin camiseta tirados en el suelo, medio dormidos y con una nube de humo de procedencia incierta flotando sobre sus cabezas. Pero eso, como ya he dicho, no manchó la imagen que en conjunto me provocó la concentración.
Salí de allí con la certeza de que Esperanza Aguirre ganaría de todas formas las elecciones autonómicas, por la inercia que tiene la gente cuando se trata de ir a votar, pero también con la ilusión de que, al igual que yo había percibido el triunfo, la sensación de haber ganado un poco, otros muchos también lo sentirían, dejarían de apostar por el caballo ganador e iniciarían la lucha por el cambio.
El cambio, que no supone la destrucción de los partidos políticos actuales, por mucho asco que nos den o muy podridos que estén, sino su evolución, la evolución del panorama político al completo, que ni mucho menos debe hacerse con un golpe de Estado, pero sí progresivamente, sin prisa pero sin pausa. En cuanto a la corrupción, nada de progresión. Hay que borrarla de golpe, o los españoles empezarán a matarse unos a otros (otra vez).
Me sentí bien al pensar que no estaba sola cuando pensaba que este país se va a pique con esta mierda de clase política que lo único que hace es criticar al contrario y no aportar soluciones. Otros pensaban como yo y poco a poco, de forma legal y democrática, íbamos a lograr el cambio.
Pero entonces la cosa se ha empezado a torcer. Aquellos que en teoría (todavía no sé si creérmelo) convocaron manifestaciones en toda España para criticar nuestra situación, ahora se dedican a perseguir políticos en Cataluña y concentrarse delante de la vivienda familiar del señor Gallardón en plena noche a increparle. A mí los escupitajos, empujones, insultos y provocaciones a estos señores, por muy corruptos que sean o por muy mal que nos caigan, no me parece ni por asomo la forma adecuada de proceder para iniciar una revolución política PACÍFICA Y LEGAL. Me parece la reacción infantil de un grupo minoritario de aspirantes a delincuentes, sí, de esos que okupan casas y viven del dinero que les pasan sus padres y se dedican a prender fuego a los contenedores en sus ratos libres, que lo único que persiguen con estos comportamientos es desprestigiar el movimiento revolucionario que tanto bien ha hecho en el pensamiento crítico de muchos ciudadanos que ahora se desvinculan totalmente de la idea del cambio sólo porque a estos perroflautas se les ha ido de las manos.
El cambio, en un Estado democrático, se consigue a través de la ley, no de la violencia.
No sé de quién habrá sido la culpa. Pero a mí esas pataletas no me representan. No me quiero ni imaginar un Gobierno gestionado por gente que soluciona sus problemas insultando y escupiendo a los demás.
Así NO se hacen las cosas.
Bueno, creo que hay una confusión, que por cierto fue provocada intencionadamente por los medios. La concentración delante de Gallardón no tenía que ver con el 15M, fue una protesta de varias asociaciones de gays porque el ayuntamiento ni los recibía ni les daba permiso para celebrar una de sus fiestas en Chueca.
ResponderEliminarRespecto a los altercados en Barcelona, tampoco fueron los del 15M los que los provocaron: *.
Y a todos nos gustaría que las cosas cambiaran pacíficamente.
Ya veremos si es posible.
Saludos.
Estoy de acuerdo en lo fundamental. No se necesita cargerase los partidos políticos, se necesitan buenos políticos que es diferente.Lo de las fiestas vecinales en Madrid, sean gays, heterosexuales o abstencionistas, da para una protesta y acampada en cada casa del celebrante. En Madrid es imposible dormir y más si vives en el distrito Centro, acostumbrado a marcarse un chotis o agasajo postinero todas las noches. En Chueca las fiestas están expulsando incluso a los gays del barrio, que no pueden oirse cuando hacen el amor(iba a poner otra cosa menos cursi)
ResponderEliminarEn cuanto al final, no sé si te das cuenta que estmos gestionados por un Gobierno que soluciona sus problemas insultando a los demás e incluso escupiendo sus problemas encima nuestro.
Y por lo demás razón en todo. Si empezamos a darnos garrotazos, tendrá que resucitar Goya para hacer la cronología.
es más creo que si siguen los 5 millones de parados en esa economía sumergida, tardaremos muy poco en ver otra vez a las dos Españas.
Un abrazo
Zurda: cuatro perroflautas no nos representan, sólo se representan a sí mismo, como siempre.
ResponderEliminarY pretender crear en España con 45 millones de habitantes un sistema asambleario es estar loco. Yo me conformo, y eso quiero, con que la democracia no sea una farsa y funcione.
Besos.